Welcome tu Chelsea Hotel.
by Ronie, arr Pol
7:00 PM - Lunes
Soledad: Cuando queda nuestro cuerpo durmiendo, en un cuarto de hotel, en una ciudad
desconocida, tocamos el fondo de la soledad. (de noche en Londres)
Adolfo Bioy Casares
Llego, paso todos los controles, y aunque ya lo sabía, me fue imposible no demorarme en
Heathrow, vengo desde Amsterdam. Mi anterior experiencia me indica que lo conveniente
ahora, es tomar el London Underground y acomodarse en algún barrio tranquilo. Así fue
que bajé en Victoria.
Concretamente ahora camino por Chelsea Square, un pintoresco barrio de Londres, y por
tradición me alojo en el mismísimo Chelsea Hotel. Luego de chequear todos mis
documentos, me indican cual es la habitación y quien sabe hasta cuando la número 34, en
el último piso, donde el ascensor no llega.
Aún y después de todo, el cansancio no impide que suba las escaleras, sólo quiero
reposar. Enseguida, luego de situarme emprendo el camino hacia la habitación y quién me
acompaña es Amin, un sirio-libanés que está radicado aquí desde la época del último
golpe de Estado en Siria. Amin cuenta sin que le haya preguntado y sin desarrollar una
conversación muy fluida. Trata de ser amigable. Luego se adelanta unos metros y deposita
el equipaje sobre la alfombra gastada y sucia del oscuro pasillo.
Golpea....se abre la puerta e instantáneamente el olor a marihuana me da de lleno en la
cara como presagio de bienvenida. Es por supuesto una habitación compartida. Aquí Amin
se despide y me recuerda que está a mi entera disposición.
Entro un poco tímidamente y me dispongo a ocupar una cama, la única que sobra en esta
habitación de cuatro cuchetas. La cama es hasta el momento el ropero y depósito de
comida, medias, calzoncillos y toallas mojadas de los que habitan este recinto pobre. Sin
embargo no le doy importancia y me instalo aunque percibo que este cuarto no inspira
demasiada confianza, pero ya es muy tarde y adonde ir por cinco libras. Mientras acomodo
mi bolso bajo la cama, trato de escuchar que clase de inglés se está hablando, porque el
inglés es siempre inglés pero deja de serlo cuando quienes lo hablan proceden de lo
puntos mas recónditos del planeta y le adosan un particular acento.
De todas formas por lo que puede captar la conversación muy rica en risotadas, gira en
torno a un campeonato de snooker, mientras un porro gira en corro y se empañan los
vidrios de la ventana.
Fin, por hoy....
Este texto está en preparación, muy pronto estará a punto para que tu sigas esta historia.